Autor: Domingo Villar
Fecha de publicación: 2019
Escritor y periodista español, Domingo Villar es conocido por su trabajo como guionista de cine y televisión, además de por su labor realizando crítica gastronómica en radio, y de colaborar con varias publicaciones. Ha obtenido numerosos premios pese a su corta lista de libros publicados:
- Ojos de agua
(2006)
- La playa de
los ahogados (2009) llevada al cine.
- El último
barco (2019), un nuevo caso para el inspector Leo Caldas.
Argumento:
La hija del doctor Andrade –Mónica- vive en una
casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan
con el bullicio de la otra orilla. Una mañana de otoño, mientras la costa
gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe
la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó
a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase
de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios.
Y aunque nada
parezca haber alterado la casa ni la vida de Mónica Andrade, Leo Caldas pronto
comprobará que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies
puede ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes.
Impresiones:
Es el primer libro que leo de este autor, pese a los numerosos
premios recibidos yo no había oído hablar de él. Me alegra enormemente haberme
cruzado con su obra. Aunque sea el tercer caso del inspector Leo Caldas se
puede leer perfectamente sin conocer los anteriores.
El lenguaje es culto y se muestra descriptivo por ejemplo con el paisaje de Tirán y Vigo donde se ambienta la novela, pero no es algo que te haga perder el hilo de la novela. Se trata de un libro muy
bien escrito y da gusto leerlo.
-¿Recuerda la hora? –Aún podía
la noche con el día. Caldas levantó la vista del cuaderno y sonrió: -Y eso son…
-Temprano. Las seis.
Los personajes están muy bien definidos: el inspector Leo Caldas
es una persona reflexiva (es el adjetivo que mejor lo define), y es también
trabajador y compasivo. Tiene sus manías y sus rutinas y puede llegar a ser
hasta tímido, aunque no con lo que se refiere a la investigación. Frente a él y
como contrapunto suyo tenemos a Rafael Estévez, su compañero, de origen
aragonés (casi todos los demás son gallegos). Es el que nos arranca una sonrisa de vez en cuando.
“Que
nos hagan reír es importante, ¿verdad, Arturo?... Tan importante como que no
nos hagan llorar.”
Escuela de artes y oficios, Vigo |
Camilo y su madre, una mujer trabajadora cuya máxima preocupación es cuidar de su hijo; los profesores de la
escuela de Artes y Oficios (que son reales) y no vamos a olvidarnos de Napoleón, el
mendigo que enseña latín a cambio de unas monedas.
Amicus certus in re incerta
cernitur… Los amigos buenos dan la cara en los momentos malos, tradujo
Napoleón.
Y observamos que el autor profundiza en las relaciones, no sólo las paterno-filiales:
la tensa relación entre Mónica y su padre, el famoso cirujano; el miedo que
siente el inspector Caldas a que le pase algo a su padre estando sólo en su
casa… también las relaciones entre amigos, entre conocidos...Como si el ser humano sólo se pudiera definir según su manera de interaccionar con el entorno, con las personas que le rodean o, precisamente, por la ausencia de esa relación.
El caso es que capítulo a capítulo (son breves) uno se va envolviendo
en la vida diaria de los personajes, y tirando del hilo y buscando pistas poco a poco se va avanzando en el libro (no es una aventura de ritmo trepidante) de tal manera que cuando te
quieres dar cuenta has llegado al final y resulta que te lo has leído de un tirón, a pesar de ser voluminoso.
Un descubrimiento este autor, no hay que perderle de vista.