viernes, 3 de mayo de 2019

El último barco


Autor: Domingo Villar
Fecha de publicación: 2019

Escritor y periodista español, Domingo Villar es conocido por su trabajo como guionista de cine y televisión, además de por su labor realizando crítica gastronómica en radio, y de colaborar con varias publicaciones. Ha obtenido numerosos premios pese a su corta lista de libros publicados:

-    Ojos de agua (2006)
-    La playa de los ahogados (2009) llevada al cine.
-  El último barco (2019), un nuevo caso para el inspector Leo Caldas.

Argumento:
La hija del doctor Andrade –Mónica- vive en una casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de la otra orilla. Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios.
Y aunque nada parezca haber alterado la casa ni la vida de Mónica Andrade, Leo Caldas pronto comprobará que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies puede ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes.
Impresiones:
Es el primer libro que leo de este autor, pese a los numerosos premios recibidos yo no había oído hablar de él. Me alegra enormemente haberme cruzado con su obra. Aunque sea el tercer caso del inspector Leo Caldas se puede leer perfectamente sin conocer los anteriores.
El lenguaje es culto y se muestra descriptivo por ejemplo con el paisaje de Tirán y Vigo donde se ambienta la novela, pero no es algo que te haga perder el hilo de la novela. Se trata de un libro muy bien escrito y da gusto leerlo.
-¿Recuerda la hora? –Aún podía la noche con el día. Caldas levantó la vista del cuaderno y sonrió: -Y eso son… -Temprano. Las seis.

Los personajes están muy bien definidos: el inspector Leo Caldas es una persona reflexiva (es el adjetivo que mejor lo define), y es también trabajador y compasivo. Tiene sus manías y sus rutinas y puede llegar a ser hasta tímido, aunque no con lo que se refiere a la investigación. Frente a él y como contrapunto suyo tenemos a Rafael Estévez, su compañero, de origen aragonés (casi todos los demás son gallegos). Es el que nos arranca una sonrisa de vez en cuando.
“Que nos hagan reír es importante, ¿verdad, Arturo?... Tan importante como que no nos hagan llorar.
Escuela de artes y oficios, Vigo
Camilo y su madre, una mujer trabajadora cuya máxima preocupación es cuidar de su hijo; los profesores de la escuela de Artes y Oficios (que son reales) y no vamos a olvidarnos de Napoleón, el mendigo que enseña latín a cambio de unas monedas.
Amicus certus in re incerta cernitur… Los amigos buenos dan la cara en los momentos malos, tradujo Napoleón.

Y observamos que el autor profundiza en las relaciones, no sólo las paterno-filiales: la tensa relación entre Mónica y su padre, el famoso cirujano; el miedo que siente el inspector Caldas a que le pase algo a su padre estando sólo en su casa… también las relaciones entre amigos, entre conocidos...Como si el ser humano sólo se pudiera definir según su manera de interaccionar con el entorno, con las personas que le rodean o, precisamente, por la ausencia de esa relación.
El caso es que capítulo a capítulo (son breves) uno se va envolviendo en la vida diaria de los personajes, y tirando del hilo y buscando pistas poco a poco se va avanzando en el libro (no es una aventura de ritmo trepidante) de tal manera que cuando te quieres dar cuenta has llegado al final y resulta que te lo has leído de un tirón, a pesar de ser voluminoso.
Un descubrimiento este autor, no hay que perderle de vista.