Fecha de publicación original: 14 de noviembre de 2015.
Argumento
En
los primeros años del siglo XX, Germán Etura, un chaval como tantos otros de un
humilde barrio salmantino, se da cuenta por un cúmulo de circunstancias de que
la música le ofrece una oportunidad de futuro. Para ello debe marcharse a
Cremona, en Italia. Allí se convertirá en un gran luthier, obsesionado por la
perfección de sus violines. En la plenitud de su arte, y tras descubrir sus
verdaderos orígenes, regresa a su ciudad natal para establecerse y prosperar en
ella.
La
visita de una misteriosa mujer a su taller lo pone sobre la pista del cruel
asesinato de un violinista callejero sucedido años atrás. Germán se ve entonces
envuelto en una enmarañada madeja de crímenes, traiciones, envidias y
rivalidades extremas, sepultadas de manera deliberada durante años.
Durante
todo ese recorrido pasarán ante sus ojos amistades inquebrantables, inocentes
amores, corruptos agentes del orden, sociedades secretas, músicos de
renombre..., hasta desembocar en un sorprendente desenlace durante el
transcurso del concierto que diera el violinista y compositor Tomás Bretón en
1916.
Una lección de música..., pero sobre todo de vida.
Una lección de música..., pero sobre todo de vida.
Impresiones
¿Por qué decidí leer este libro? En principio porque
reúne en su título dos temas que me gustan: la música y Salamanca.
La verdad es que ha sido como leer dos libros ya que
tiene dos partes muy diferenciadas, la primera de ellas, la infancia de Germán
y su aprendizaje como luthier (constructor de violines y otros instrumentos de
cuerda o como describen en el propio libro “Somos artesanos con alma de
artistas”) que transcurre entre Salamanca y Cremona y una segunda parte que nos
muestra al Germán ya maduro, establecido como luthier, de nuevo en Salamanca y
donde tiene lugar la parte más movida de la novela.
Si bien en la primera parte conectas con el
protagonista, el descubrimiento de quiénes eran sus padres, las personas que le
cuidaron, el interés en hacer de él un hombre de provecho y con un oficio poco
habitual, en la segunda mitad te atrapa más la parte de la aventura, una vez
averiguamos quiénes son sus padres hay que desentrañar el misterio que les
rodea, por qué y cómo sucedió todo y sobre todo, quiénes son los verdaderos
culpables, porque en toda historia siempre hay un culpable.
Todo ello envuelto con referencias a la música: El
Capricho de Paganini, Partita nº 2, BWV 1004 de Bach…. Me encanta que hagan esto. Me obliga a buscar la
obra y a ponerla en ese momento para sentirme más unida al personaje que la
menciona.
Y en los magníficos escenarios, bien descritos, de Salamanca, cuyas
callejuelas he pateado desde pequeña: la Plaza Mayor, edificios históricos
como la Casa de las Conchas… y Cremona, ciudad vinculada a la música y a los
talleres de lutería, que no conozco personalmente pero de la que vengo oyendo
hablar bastante precisamente por personas que están vinculadas a este mundo de
la construcción de violines.
Libro, por tanto, con temas que me gustan y entretenido
pero al que -a mi modo de ver- le ha faltado algo de cohesión entre esa primera parte y la segunda.