Autora: Minna Lindgren
Títulos y fecha de publicación original:
1.- Tres abuelas y un cocinero muerto (mayo del 2015)
2.- Tres abuelas y un joyero de ida y vuelta (noviembre del 2015)
3.- Tres abuelas y un plan de sabotaje (febrero de 2016)
Argumento
En el primer libro conocemos a las
protagonistas de la trilogía: 3 señoras de 90 años residentes en El Bosque del
Crepúsculo, un centro privado de apartamentos para la tercera edad de Helsinki.
La trama que da título a la obra: el asesinato de su cocinero. Siiri, Irma y
Anna-Liisa no piensan morirse hasta descubrir al asesino. El escenario donde
tiene lugar el crimen, la residencia, se muestra como un lugar un tanto siniestro
más que un nidito acogedor para las personas mayores.
En el segundo libro las tres abuelas ven
su vida convertida en un infierno por unas obras en la residencia que parecen
interminables. A las protagonistas no les queda más remedio que mudarse a un
apartamento compartido, donde sus costumbres y manías no harán la convivencia
nada fácil. Las ancianas comienzan además a darse cuenta de que las obras de su
residencia son bastante sospechosas y pueden encubrir otras actividades
criminales.
Y por último, el tercer libro
nos muestra de nuevo a nuestras amigas -ya más cercanas a los 100- que vuelven
a sus apartamentos. Ahora todo es diferente: las innovaciones tecnológicas que
van sustituyendo al personal, la nueva dirección de la residencia que resulta
un tanto sospechosa, las muertes que concurren a su alrededor… todo ello las
lleva a urdir una trama para conseguir que todo vuelva a ser como antes. Y
tendrá consecuencias pero no les importa.
La autora
Periodista y columnista
freelance, conocida en Finlandia por su personal estilo de escritura y su
irreverente enfoque de temas tan variados como la ópera o la muerte. Además de novelas, ha escrito
libros de no ficción sobre cultura y música clásica. En 2009 recibió el Premio
Bonnier de Periodismo.
Impresiones
¿Qué es lo que me ha llevado a
leer estos 3 libros? Por un lado, la necesidad de leer algo que me hiciese reír.
Confieso que el libro de Justo antes de la felicidad (Agnés Ledig) me dejó con tal congoja
que tenía que despejar mi mente con algo fresco. Por otro lado, siento una
especial atracción por la literatura de los países nórdicos, por su cultura,
por su paisaje tan distinto a lo que yo conozco, por las historias de misterios que tanto les gustan…
En casi todos los sitios donde he leído comentarios sobre esta trilogía se dice que la obra dista mucho de poder clasificarse como “novela negra” aunque en portada se empeñen en llamarla así. Y estoy totalmente de acuerdo. También nos hace tener una idea bastante equivocada de lo que puede ser la trilogía el hecho de que denominen a la autora como “la Ágatha Christie de Finlandia”, ya que puedes pensar que las ancianas protagonistas tienen una cierta similitud a Miss Marple.
Y no es así.
"La
juventud es desearlo todo; la vejez, no desear nada” (Sakari Topelius). |
Por un lado, tenemos
unas señoras de más de 90 años que (más-quisiera-yo-llegar-a-ser-así-a-su-edad)
suben y bajan de los tranvías como “jóvenes” de 60, sin miedo a salir a la
calle y cruzarse la ciudad de punta a punta aunque todo esté nevado –recordad que
es Helsinki-, entendiendo de ordenadores y de tecnología como licenciados en
informática, enamorándose como adolescentes y con esos bolsos tipo Mary Poppins
en los que todo tiene cabida.
Y por otro, se muestran como ancianas con achaques propios de la edad, la necesidad de llevar andadores, bastones,
muletas, audífonos y sin recordar si me he tomado las pastillas adecuadas.
Pero no tienen ese poder deductivo ni esa agilidad mental que caracteriza a nuestra
querida Miss Marple como una gran investigadora.
De hecho, investigación hay poca,
no hay mucho misterio ni trama policíaca. Sin embargo, sí cabe destacar el análisis que la autora hace sobre temas tan profundos y actuales como
son la sociedad, la tercera edad, el poder del tiempo, la eutanasia y la muerte.
Todo esto te va haciendo
reflexionar.
En cuanto al estilo utilizado en
la novela seguro que pretende ser fresco y dinámico pero yo no he podido percibirlo así, al menos no aiempre, tal vez porque se me escapan muchos matices que quizás un
finlandés sí ea capaz de percibir. También las profusas descripciones de la arquitectura de
Helsinki han llegado a resultarme un poco pesadas, tanto que –lo confieso- me
he saltado párrafos enteros para avanzar en la historia.
No obstante, leídos están y como
de todo lo que se lee, algo de provecho se saca.
“Döden, döden, döden”